Arquitectura técnica es una titulación de 3 años de duración, donde se estudia todo lo relacionado con el proceso constructivo completo de cualquier tipo de edificación. No debe confundirse con Arquitectura (una disciplina técnico-artística dedicada no solamente al diseño) ya que sus competencias y el origen de ambas son diferentes, aunque hoy en día es absolutamente necesaria su actuación conjunta en la edificación.

Pero ambos títulos están destinados a campos distintos que no son compartidos. Se requieren capacidades en ciencias, física y matemáticas; en dibujo; capacidad de abstracción; ser ordenado y riguroso; y capacidad de esfuerzo.

Se imparte en Escuelas Universitarias. En la formación como Arquitecto Técnico se adquieren todos los conocimientos necesarios para llevar a cabo la ejecución de una obra: instalaciones, estructuras, sistemas constructivos, economía, legislación, dirección de obra, calidad, seguridad, organización, materiales, dibujo, etc. Dicha formación es eminentemente técnica.

Su nombre, aparejador, indica que se trata del agente que conoce los aparejos de las fábricas, técnicas y medios para su ejecución. Durante toda su historia, incluso hoy en día, la profesión guarda una estrecha relación con la construcción física de la obra. Distinguiéndose plenamente del arquitecto, encargado de labores más humanistas.

La profesión de Aparejador (hoy en día Arquitecto Técnico) es una de las más antiguas que existen. Existe constancia de ellos en el siglo XV. Guillén de Rohan es uno de los primeros aparejadores de los que se tiene constancia, tal y como aparece en su tumba en la Capilla de Santa Clara de Tordesillas: “Aquí yace Guillen de Rohan, maestro de la Iglesia de León, el aparejador de esta Capilla”.

Asimismo, la presencia activa de los Aparejadores en las obras de edificación está ampliamente documentada a partir del siglo XVI, siendo en aquellos tiempos acaso la primera profesión que, cuando se desempeñaba ya entonces bajo la figura que hoy consideraríamos funcionarial, tenía reconocida, además de unos emolumentos fijos, la provisión de gastos para atender los desplazamientos a las obras o construcciones, lo que comprendía la disposición de una cabalgadura y de las dietas necesarias a su manutención

A lo largo de la historia el papel de los aparejadores ha sido fundamental en el proceso contructivo. Él es uno de los responsables de la dirección facultativa de la obra y conoce, junto con el Arquitecto, las técnicas constructivas que permiten llevar a buen término la gestión de un proyecto.

Actualmente, el Arquitecto Técnico, puede participar en la redacción de proyectos, elaborando documentos como las mediciones, los presupuestos, el cálculo de estructuras, y cualquier otro que fuere menester. Puede trabajar en la Jefatura de la obra o en la Dirección de la misma, siempre que la obra no tenga entidad suficiente y con limitaciones en superficie en proyectos de obra mayor. En la primera será el máximo responsable de la construcción de la misma, debiendo coordinar a todos los intervinientes en el proceso constructivo y coordinando toda la ejecución de la obra. También puede formar parte de la Dirección de la obra, junto al Arquitecto, quedando el Aparejador como Director de ejecución de la misma.

El Arquitecto Técnico puede ejercer múltiples funciones y profesiones, tanto relacionadas con la ejecución de obras como en otros ámbitos. Algunas de estas pueden ser: profesión liberal, tasador, jefe de producción de cualquier sector, etc. En la obra puede adquirir el cargo de Director de la Ejecución Material de la Obra (perteneciendo a la Dirección Facultativa) o Jefe de obra, siendo conocido este último como “a pie de obra”.

De las filas de los antiguos Aparejadores salieron los Maestros Mayores. Las intervenciones de ambos profesionales se encuentran en el origen de prácticamente toda la edificación de determinada entidad ejecutada en España hasta principios del siglo XX. Como continuadores de esta figura de los Maestros Mayores que tan singular papel desempeñaron durante siglos en la construcción en el continente europeo, los Peritos Aparejadores y Arquitectos Técnicos están presentes a lo largo de gran parte del proceso de edificación: eventualmente en proyección (obras menores, o de pequeña importancia en obra mayor), ejecución, uso y mantenimiento y demolición, aportando sus conocimientos en construcción, tanto de tipo técnico, como económico y de gestión.

La configuración actual de la profesión surge con el Decreto de Atribuciones de 16 de julio de 1935, que estableciera la obligatoriedad de intervención de los Aparejadores en todas las obras de arquitectura, como técnico de las mismas.

La titulación universitaria de Arquitecto Técnico aparece en España con esta denominación a partir de la reforma de las Enseñanzas Técnicas de 1964, integrándose los estudios en la Universidad a partir de la Ley General de Educación de 4 de agosto de 1970, constituyéndose las Escuelas Universitarias de Arquitectura Técnica por Decreto de 10 de mayo de 1972. La Ley de Reforma Universitaria de 1983 y las disposiciones dictadas en su desarrollo han mantenido el sistema académico mencionado, hasta el año 2007, en el que la Orden ECI/3855/2007, de 27 de diciembre, establece los requisitos para la verificación de los títulos universitarios oficiales que habiliten para el ejercicio de la profesión de Arquitecto Técnico.

En 2007 mediante ORDEN ECI/3855/2007, de 27 de diciembre, se establecen los requisitos para la verificación del Grado en Ingeniería de Edificación que habilita para el ejercicio de la profesión de Arquitecto Técnico, dentro del marco del Proceso de Bolonia.

Actualmente los estudios en ingeniería de la edificación y con otras denominaciones tan variadas como graduado en Arquitectura Técnica, graduado en edificación, entre otras, están estructurados en dos ciclos universitarios Grado de cuatro años y Postgrado de un año que da acceso al doctorado, sin embargo las únicas profesiones reguladas en materia de ingeniería de la edificación siguen siendo el Arquitecto y el Arquitecto Técnico, no existiendo la profesión regulada de Ingeniero de la Edificación hasta que el Ministerio de Educación la regule, así como el Postgrado en Ingeniería de Edificación y su Máster Oficial en Edificación, el cual es un Máster no habilitante y que por tanto carece por completo de atribuciones profesionales.

El título se obtiene después de cursar la correspondiente carrera. Sin la capacitación y los conocimientos técnicos que garantiza esta formación no se puede ejercer la profesión en España. Por su preparación académica los Aparejadores y Arquitectos Técnicos son profesionales que desarrollan un amplio repertorio de actividades en el marco de la edificación, siendo pieza importante en la dirección de la ejecución material de la obra, su organización y planificación, control de calidad, seguridad y salud, economía, control de costes y gestión.

Son actividades que pueden desempeñar los Aparejadores y Arquitectos Técnicos:

  • La dirección de la ejecución material de obras.
  • La programación y dirección del control de calidad.
  • Eventualmente, la coordinación de seguridad y salud en obras de construcción, en la fase de ejecución, ya que en la de planificación es competencia del proyectista que normalmente es el Arquitecto.
  • La redacción de estudios de seguridad y salud laboral, sólo en aquellos eventuales casos de obras en que no se precise Arquitecto.
  • La redacción de proyectos de nueva planta, rehabilitación y demolición, en el ámbito de las competencias ya señaladas de obras menores o mayores de escasa importancia.
  • La gestión económica de la construcción.
  • La contratación, organización y planificación de los trabajos.
  • El mantenimiento de las edificaciones.
  • La realización de estudios de cualquier tipo relacionados con la actividad de la construcción, en su más amplio sentido.